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Yazmina Ávalos, futbolista de primera división de TigrEHay muchas cosas que no se ven"

La futbolista de la categoría "C" del Atlético de Tigre recalca el desarrollo de la profesionalización del fútbol femenino, pero también, sus trabas y el recorrido que todavía le falta para que haya igualdad de condiciones.

Por: Malena Gonzales Chaves

Yazmina Ávalos, apasionada del fútbol, cuenta sus inicios en el deporte y lo que significa jugar en un Club como es Tigre, pero no le fue un camino del todo fácil. La jugadora comenta sobre la exigencia que significa estar en un club de ese nivel y las trabas que presenta querer vivir de este deporte siendo mujer y perteneciendo a la Primera División de la Categoría C. Destaca, no solamente la desigualdad entre el fútbol femenino y el masculino, sino que hace hincapié en la diferencia de condiciones entre las distintas categorías. Si bien rescata el apoyo de su Club, recalca que todavía queda mucho camino por hacer para poder llegar a una verdadera profesionalización del deporte.

¿Cómo empezaste en el mundo del fútbol?

A partir de los 12 años empecé a jugar. Mi familia es re futbolera. Mi papá jugó en varios clubes y a todos en la familia les gustaba ese deporte. Todos hinchas de Boca, pero mi abuelo, hincha de River, siempre fue el rival. Pero, todos metidos en el tema. Desde chica, empecé a jugar con mis hermanos y se sumaban mis abuelos. Desde ahí comencé y me di cuenta de que era lo que me gustaba hacer.

Todo un programa familiar y, ¿contabas con el apoyo de tus padres?

Más o menos. Mis abuelos fueron los que me apoyaron realmente. Desde un principio, me llevaban a los entrenamientos, me acompañaban a los partidos, me gritaban, estaban en todo. En cambio, a mis papás no les terminaba de cerrar la idea de que jugara. Yo iba al colegio y era chica y por ahí… mis amistades eran pocas a las que les gustaba el fútbol o algún deporte. Mis padres iban al colegio y me veían a mí pateando con todos los chicos y les hacía ruido. Pasó el tiempo y empecé a jugar en el polideportivo de Garín, también en Asociación Fomento Unión Garín (AFUG), y ahí se dieron cuenta de que era lo que a mí me apasionaba y empezaron a apoyarme.

¿Y en dónde empezaste?, ¿fue en Tigre?

No. Empecé en Asociación Fomento acá en Garín. Después, pasé a un polideportivo, pero era todo en cancha chica, de cinco o de siete jugadoras. Era una escuelita de chicas. Íbamos y entrenábamos dos veces por semana. De vez en cuando, sumaban a más personas y ahí tuve una mejor idea de lo que era jugar en una cancha más grande, es un fútbol distinto. Ya cuando tenía 17, vi una notificación de que estaban haciendo pruebas en Tigre y quería ver realmente lo que era jugar en un club, ver lo que se sentía. Fui a las pruebas y quedé.

Polideportivo de Garín

Clasificación del polideportivo de Garín en los juegos bonaerenses, Mar del Plata. (Créditos: Yazmina Ávalos).

¿Cómo fue cuando empezaste?

En ese momento, había terminado el colegio y quería tener mi plata. Pude conseguir un trabajo en un bar y en la semana, los tiempos me daban, pero cuando comenzaron los partidos, empezó a complicarse. Ponía todo en la balanza y pensaba: “¿Qué es lo que me hace más feliz?”. Tuve un tiempo en el que me replanteé que hacer y justo dio la casualidad de que cayó la pandemia, el bar cerró y tuve que ponerme a pensar cómo iba a generar ingresos. En el fútbol, no iban a pagarme nada, pero sabía que quería dedicarme a esto. Quizás hoy no me pagan, quizás el día de mañana sí, pero lo hago por un tema más de gusto que por la plata.

”Quizás hoy no me pagan, quizás el día de mañana sí, pero lo hago por un tema más de gusto que por la plata”

¿Hay gente que ha dejado?, ¿compañeras tuyas?

Sí, sí. Tengo compañeras que dejaron porque no les daban los horarios, prefirieron estudiar o tenían que empezar a trabajar. Entre que entrenamos tres veces a la semana y después los partidos, se complica. Cuando jugamos de visitante, muchas veces los otros clubes recién a mitad de semana te confirman que día jugás. Hay muchas chicas que tienen sus horarios laborales ya establecidos, tienen que avisar a principio de semana y como el club no confirma el horario, tienen que cancelar y es un problema para ellas.

Y con respecto a las categorías, ¿notás diferencias muy marcadas?

Sí, más que nada en la C. Algo bueno de jugar en la categoría A es que muchos clubes obligan a las chicas a jugar en la cancha principal. En cambio, en la B y la C, a veces jugás en canchas que son muy chicas y todo tierra, no tienen ni un gramo de pasto y sí, tenés que rebuscártela. Por ahí, con suerte, tenés un banco de suplentes. También,  nos ha pasado de tener partidos suspendidos porque no llega la policía, la ambulancia o hay un problema y esto, en la A, no pasa ni ahí. Son cosas propias de la categoría.

¿Y si tuvieras que pensar alguna limitación?

La limitación está en que para ser profesional, tener un contrato y que te paguen, vos tenés que estar en la categoría A que, igualmente, te pagan el sueldo básico. Después, lo que es la B y la C, lo toman como amateur. En la B, recién tenés algunos clubes que te pagan viáticos. En mi caso, Tigre empezó en la C porque, si vos te asociás a AFA [Asociación del Fútbol Argentino], empezás desde abajo. Es un contrato normal, pero no tenés ningún beneficio monetario, un sueldo que te paguen. En el fútbol masculino, en cambio, tenés A, B, C y D que a todos les pagan, todos tienen contrato.

Club Atlético Tigre entrenamientos Yazmina Ávalos

Entrenando en el Club Atlético de Tigre. (Créditos: Yazmina Ávalos).

Si pudieras cambiar una cosa del fútbol femenino, ¿qué sería?

El hecho de que en unas categorías paguen el mínimo y en las otras no. Creo que es la traba principal porque muchas chicas de las categorías inferiores tienen un proyecto para jugar en primera división, en un equipo grande o hasta jugar afuera. Pero cuando no pueden presenciar los entrenamientos porque se ven obligadas a trabajar o a estudiar, cuando prueban en clubes de primera división, se dan cuenta de que es otra la exigencia, porque entrenan cinco veces por semana y tienen todo: nutricionista, kinesiólogo, médico, lo que quieras. Tanto en la A como en la B y en la C, que no se sienta tanto esa grieta de lo que es profesional y amateur, sino que sea todo igual.

 

¿Y con respecto al fútbol masculino?

Me gustaría que se tengan las mismas condiciones, que se le dé la misma atención. Que el fútbol femenino no esté por estar. Por ejemplo, hoy en día, son pocos los canales que televisan al fútbol femenino, pero hay muchas cosas que no se ven. Uno por ahí no está muy metido en el tema y dice: “Mirá, qué bueno, están televisando el fútbol femenino”, y ven solamente lo que te muestran: la primera división, esto, lo otro y todo muy iluminado. Pero, después, no te cuentan sobre las condiciones en las que están las canchas cuando las chicas van a jugar, dónde entrenan y los elementos que tienen disponibles. De eso no te enterás y estaría bueno que muestren todo.

¿Y con respecto a Tigre?

La verdad que no tengo nada en qué quejarme porque el club cumple tanto en la atención, en las redes sociales, en lo que es el ámbito médico, indumentaria, utilero, todo, pero hay otros clubes que no llegan a lo básico. Hay chicas que tienen que entrenar en una plaza porque el club no les pone un predio, que tienen que vender rifas para pagarse los viáticos o pagar un micro o la ropa porque el club no se los ofrece. He hablado con chicas de otros clubes que te cuentan que se les brindan muy pocas cosas y, por eso, lo valoran muchísimo más. Es lindo ver esas cosas porque es un golpe para uno mismo, para aprender en realidad.

Si tuvieras que dar un consejo a alguien que está empezando por este camino, ¿cuál sería?

Que se anime. Que van a haber muchos momentos en los que se van a encontrar con trabas, es propio de la vida, pero que eso sea un empujón más que un límite. Con el tiempo, todo es aprendizaje y es cuestión de animarse. Creo que el problema principal son esas chicas que no se animan a jugar porque temen el rechazo de los padres, de familiares, amigos u otros vínculos y, por ahí, con tal de no animarse, no hicieron lo que les gustaba. Creo que, el hecho de que se esté fomentando más el fútbol femenino, que haya por todos lados lugares que dicen: “Escuela de fútbol femenino”, “pruebas” o demás, incentiva un montón. Hay muchas chicas que tuvieron que empujarse a sí mismas para poder ir a jugar y, hoy, lograron un montón de cosas, pero si no fuera por ellas, no había nadie que las apoyara en ese momento.

Noelia
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Noelia Walters: "El fútbol es un deporte democrático"

Actualmente tiene 34 años y ya era adulta cuando aprendió los movimientos básicos del fútbol. Nunca fue para buscar un objetivo concreto, solo jugar por pasión. Para ella, el fútbol es democrático porque cree que, con habilidad y entrenamiento, cualquiera puede jugar.

Por: Martina Mikuletz

El sábado es su día. Levantarse, cambiarse e ir a jugar un torneo de fútbol con su equipo amateur en Pilar. “Me preparo el día anterior como los nenes del colegio: la mochila con los botines, dos camisetas…”. Así describe Noelia su día ideal: un día en el que juegue al fútbol.

Nació y vivió toda su vida en Pilarica, un barrio en la localidad de Presidente Derqui, Pilar. Rodeada de una familia pequeña: un padre, excombatiente de las Islas Malvinas, una madre mendocina y un hermano menor, actual profesor de Educación Física. Para ella, estudiar Comunicación Social en la Universidad El Salvador fue el principio, pero después se dirigió a otra carrera: Relaciones Públicas en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) de CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires).

Club Atlético Pilar

Noelia Walters en el Club Atlético Pilar. Fuente: Noelia Walters.

“Siempre quise tener un negocio propio”, comenta con una sonrisa. Su pareja actual hace crossfit, un entrenamiento que a la jugadora no le convencía en un principio. En la pandemia de 2020, no le quedó otra opción que dar segundas oportunidades. Juntos iban a la sede de CAE en José C. Paz, en la capital de Buenos Aires. Con el tiempo, este gimnasio colapsó y, tras una negociación con los dueños, abrieron otra franquicia en Pilar. Así, en mayo de 2022 cumplieron un año de franquicia. Hoy, es dueña de CAE (Cuerpo, Alma y Espíritu), un gimnasio o centro de entrenamiento de crossfit y coaching ubicado en Pilar y fundado en 2021.

Noelia Walters y su novio en la apertura del gimnasio
Crossfit en Pilar
Gimnasio crossfit en Pilar

Cuerpo, Alma y Espíritu (CAE) en la sede de Pilar. Fuente: Noelia Walters.

Más allá de este sueño logrado, su pasión por el fútbol siempre estuvo primero. Gracias a la ayuda de su hermano, empezó a entrenar. Adquirió los movimientos simples desde “grande”, que, según Walters, es una desventaja para las mujeres que no comenzaron a una edad temprana. “Estamos 100 años atrasados, pero hoy no hay cancha en Pilar que no veas chicas jugando y eso ya es un montón”, opina con orgullo y felicidad.

 

Inició con un grupo amateur del Club Peñarol en Pilar. Todo torneos. Hasta que ingresó al Club Atlético Pilar, en el que, al paso de los años, no estaba estructurado para seguir jugando, ya que faltaban recursos que el club no podía mantener. Según Noelia, en su época, se notaba mucho la diferencia entre hombres y mujeres allí. “El DT (director técnico) hacía mucho esfuerzo y tenía presente los derechos de la mujer. Por eso ni dudé en irme, porque era una lucha interminable”, aclara. Así fue cómo cambió al Club Manzanares hasta la pandemia (2018-2020).

Noelia y su equipo de fútbol femenino del Atlético Pilar; Noelia y su equipo de fútbol femenino en el Club Manzanares. Fuente: Noelia Walters

Pero para Noelia, el fútbol es más que jugar y ser hábil, es más que ganar una copa o una medalla: “Para mí el fútbol es el mejor deporte del mundo porque en la cancha nos muestra cómo somos [...] Lo más importante es entenderme con mi equipo, no tanto los resultados”. De esta manera, el deporte le enseñó a conocer a las personas en la cancha y aprender a cómo actuar.

 

Incluso no solo entre las jugadoras o jugadores de otros equipos, sino también los mismos árbitros. Alguien que camina por la calle y realiza un comentario fuera de lugar es una cosa, pero alguien involucrado en los partidos afecta más. Ya sucedió varias veces que degradaron el fútbol femenino, ya sea por broma o no. Con un poco de orgullo, Noelia comenta que se interpuso para responder en estas ocasiones y no quedarse callada. Se ríe cuando dice que se considera "bruta" o que no fue muy sutil su respuesta, pero que eso no implica que no pueda defender lo que ama. “No me parece que hay que dejarlo pasar. Los chistes de violencia de género ya pasaron de moda”, opina con sinceridad.

Notas periodísticas sobre La Peña. Fuente: Noelia Walters.

Además, usualmente las mujeres de cualquier edad tienden a invertir más en los torneos que los hombres. “Por suerte siempre tuve la posibilidad de jugar. Pero sí me tocó jugar en equipos que les costaba mucho bancarse, sobre todo en Manzanares, y el resto ayudaba a esas personas para bancarse”, explica con afirmación. Hacían “vaquitas'', actividades de recaudación de fondos, vender tortas, y se recaudaba para aquellas personas que no podían pagar los torneos o, incluso, la cuota social. Así también Noelia retoma el hecho de que el fútbol es democrático: el que quiere jugar, va a poder jugar. Porque también se abre el espacio para hacerlo.

 

En un futuro, Noelia se visualiza jugando. Si tiene hijos, jugaría con ellos e incluso yendo a la cancha para disfrutar de un partido. “Me veo jugando hasta que no me den más las piernas, porque me encanta”, afirma con entusiasmo. Sabe que no quiere ser profesional ni aspirar a algo relacionado en ese rubro. Ella simplemente quiere seguir jugando y disfrutando, porque para ella todo lo que rodea el fútbol siempre es bueno.

Lupe
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Guadalupe Patiño

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Créditos: Doodle creado por Google para el Mundial Femenino 2019

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